PADRE REBAZA: EL DOCUMENTAL QUE MARCÓ MI VIDA UNIVERSITARIA

💡 Origen del proyecto
A finales de 2018, cuando era estudiante de Comunicación Corporativa en la UPN Cajamarca, ninguna asignatura me emocionaba más que ‘Producción Audiovisual’; pues mi pasión por la videografía había sido el motivo por el que escogí esta carrera. Era lo que siempre esperaba llevar. Había pasado por cursos como ‘Narrativa Audiovisual’ y ‘Fotografía avanzada’; pero este iba a ser diferente: era el contenido que esperaba de la universidad para aprovecharlo en mi futuro.

28.11.1924 - 08.04.1992
Con un docente tan apasionado como estricto, había asumido el trabajo final de este curso como el reto que me definiría en la carrera. El profesor Francisco Vigo -notable fotógrafo cajamarquino- tenía un bagaje difícil de igualar. Ello me motivaba. Quería llamar su atención y ser de aquellos a quienes le reconociese por hacer un buen trabajo.
Por circunstancias de la vida universitaria, no tomé el curso con mis compañeros habituales, sino con quienes habían ingresado, al menos un año después que yo. Así, conocí a Lizbeth Dávila y Sol Pastor, quienes me acompañaron en esta producción y que seguramente no entendieron del todo mi obsesión, al momento de rodar y distribuir el video final.

Con el grupo ya formado, acordamos el tema: nuestro documental versaría sobre el Padre Luis Rebaza Neira; aquel sacerdote que vivió durante el tiempo de nuestros padres; y del que sólo conocíamos las anécdotas más desafiantes y curiosas que podían rodear a un personaje cajamarquino. ¿A quién se le había visto levitar en plena misa? ¿O qué persona podía estar en dos lugares al mismo tiempo? Eso era lo que realmente habíamos escuchado sobre él.
Pero detrás de esas historias que parecían sobrenaturales, había algo mucho más profundo: una vida marcada por la entrega, la fe y el testimonio constante. Lo que para muchos eran mitos, para otros era santidad. Y nosotros queríamos descubrir qué había de cierto en todo eso.
🎤 Recogiendo la opinión popular
🛠️ Proceso creativo
Desde el lado técnico, aprendimos a crear un ‘libro de producción’ con escaleta, guiones técnicos y literarios. Además de un plan de difusión transmedia para la hipotética promoción del resultado final. Aunque no era necesario que el documental saliera del aula; como dije, previamente, mis expectativas no tenían límites. Entendimos que esa tediosa documentación previa iba a guiar nuestro trabajo dividiéndolo en temas de interés respecto al personaje elegido.
En nuestro desconocimiento, optamos por dividir el documental, priorizando los temas más llamativos y misteriosos, como la levitación, la bilocación y la radiestesia.
Así que nos dispusimos a contactar con personas que conocieron en vida al Padre Rebaza. Pactamos entrevistas grabadas y, poco a poco, nuestra perspectiva comenzó a cambiar. El sacerdote no era sólo levitación y bilocación. Era un ser humano amable, sencillo y profundamente entregado, que amó con pasión al prójimo de la ciudad de Cajamarca.
El común denominador en los testimonios era su ayuda constante a los estudiantes foráneos; jóvenes que llegaban desde distintas zonas aledañas a Cajamarca; encontrando en la Parroquia San Sebastián: “La Recoleta”, un refugio material y espiritual.
También descubrimos su disciplina frente al desapego por los bienestares del mundo. A pesar de provenir de una familia acomodada, vivía con lo justo, dedicando su vida y sus recursos “a los demás”.
Así, se iban acumulando virtudes humanas: servicio, humildad, caridad, obediencia, generosidad, sencillez. Lo que comenzó como una recopilación de anécdotas extraordinarias, se transformó en una búsqueda por retratar el verdadero legado del Padre Rebaza: una vida de valores cristianos que hablaba más fuerte que cualquier historia fantástica.
🧠 Anécdotas y aprendizajes
Debo confesar que, en parte, nos ganó el enfoque más llamativo. Aunque fuimos comprendiendo mejor la dimensión humana del Padre Rebaza, en el documental priorizamos lo sobrenatural. Historias como la levitación o la bilocación terminaron pesando más que sus virtudes, que eran igual de extraordinarias, pero menos visibles frente a la cámara.
Al final del documental, intenté equilibrar eso con un mensaje reflexivo, recordando que lo más importante no eran los fenómenos misteriosos, sino la vida coherente y entregada del sacerdote. Su verdadera ‘rareza’ estaba en cómo vivía el Evangelio de forma radical, sin buscar protagonismo ni reconocimiento; en una palabra: ¡humildad!
Como comunicador, entendí que no todo lo que impacta merece más espacio. A veces, lo esencial no hace ruido, pero es lo que más importa contar.
📸 Recuerdos de la producción
💭 Reflexiones finales
Mirando en retrospectiva, este documental fue mucho más que un trabajo de curso. Con sus aciertos, errores y decisiones difíciles, terminó siendo una experiencia que me marcó como comunicador y como persona.
Hoy, más de seis años después, sigo encontrando detalles por mejorar. Pero también reconozco el valor que tuvo: nos permitió conocer de cerca, a un personaje que dejó huella en Cajamarca y nos dio la oportunidad de explorar la delgada línea entre el mito, la memoria colectiva y los hechos reales.
Aunque mi camino profesional tomó otras direcciones, este proyecto quedó como un testimonio de lo que se puede lograr con curiosidad, respeto y compromiso. No sólo con el personaje retratado, sino con el público que merece una historia contada con honestidad.
Y aunque lo hicimos como estudiantes, sin pretensiones, con más intuición que experiencia, ese mismo enfoque sincero fue el que terminó dándole sentido.
A veces uno cree que está documentando una vida… y sin darse cuenta, también está documentando un momento importante de la suya.